SINESTESIA


   
     ¿Quién dijo que no se pueden oler los colores, o incluso apreciar con los ojos cerrados la belleza del mundo?  Yo escucho la sonrisa más feliz desde lejos, y reconozco la tristeza en tu forma de hablar. Veo por ahí el color que te nombra, el color que te apaga. Yo no tengo problema alguno. A veces me sabe a rojo, y hay días en los que me siento muy azul, eso me enoja. Entonces yo te pregunto un poco gritándote por qué sos tan verde, cómo llegas tan amarilla todas las mañanas. Deja de ser tan naranja, por favor, que lastima y duele.  Un poco mi envidia, yo que ando en un eterno lunes gris y vos en un constante viernes de salidas y colores.  
     Toco madera y siento tristeza, te siento o me siento, no sé. La lluvia me lleva al olor de tu pelo y el olor de tu pelo me lleva al martes mojado de algún cumpleaños hace unos años, de los que nadie se acuerda pero allí están buscando quién los recuerde y quién los nombre de vez en cuando.

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